El principio de la sabiduría... ser autocrítico

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No hace mucho mi amigo Gerardo, asesor de negocios, me decía que tuvo una curiosa conversación con un amigo común, con un pequeño negocio de alimentación que no termina de funcionar adecuadamente y tiene dudas continuamente. Estaba tomando un café con él y conversando acerca de su empresa y de las dificultades que tenía últimamente (realmente siempre las había tenido).

Mi amigo le indicó que debería de hacer un reestudio de sus flujos de entrada y salida de dinero en la empresa, algo tan sencillo como eso, y descubriría que uno de los fallos que estaba cometiendo era trabajar con el dinero de la caja como si se tratase de SU dinero. Cuando necesitaba dinero para sus gastos diarios, simplemente abría la caja del negocio y disponía del dinero recaudado a lo largo del día como si se tratase de la cartera que llevaba en el bolsillo.

Como asesor, Gerardo le indicó que lo que debía hacer era considerar ese dinero como lo que era: dinero de la empresa, y asignarse una cantidad mensual para él mismo, y destinar el resto del dinero a pagar sueldos, gastos, etc. Su dinero debía de ser únicamente un gasto más, un sueldo más. Algo por otra parte lógico.

En ese momento mi amigo Gerardo se convirtió en el objeto de un conjunto de improperios que aquí no voy a repetir, pero que básicamente venían a indicar la prepotencia de nuestro buen amigo Federico.

- "Llevo años llevando mi negocio y ahora no me vais a decir cómo hacer mi trabajo. La empresa es mía y yo me pongo el sueldo que quiero. Si luego no puedo pagar alguna cosa, es asunto mío, pero no pienso bajar mi nivel de vida."

Básicamente se mostró aquí el principal problema que existía en su negocio de alimentación: consideraba el negocio como algo propio (correcto) y poder total sobre los flujos de entrada y salida de dinero (incorrecto).

Además, había otro error de base: la falta de autocrítica.

Si quieres evolucionar en cualquier aspecto de tu vida, ya sea en los negocios o en tu vida personal, tienes que estar abierto a recibir todo tipo de críticas. Evidentemente no todas van a ser bienintencionadas, pero es tu labor el seleccionar las que realmente se correspondan con errores que cometes (en el fondo todos sabemos nuestros errores) y encontrar la forma de solucionar esos errores.

Las críticas no deben de ser tomadas obligatoriamente como ataques directos (aunque algunas puedan parecerlo). Hay que saber distinguirlas especialmente por de quién proceden y analizarlas.

No hace mucho acudí a una reunión con un cliente y me hizo una pregunta curiosa: "¿Podrías decirme qué crees que podemos hacer para funcionar mejor como empresa?". Yo sólo soy un proveedor, pero le indiqué respetuosamente algunas de las cosas que creía que podrían mejorar para vender más (y mejor). Me agradeció el comentario y me dijo que de vez en cuando hacía esas preguntas a sus clientes, proveedores y personal para estar en un ciclo de mejora continua.

Si quieres mejorar, no puedes encerrarte en ti mismo/a y debes estar abierto a las críticas, luego analízalas y aplica lo que sepas que realmente son críticas sinceras sobre problemas que tienes.

No te cierres sobre ti mismo, porque no estás en posesión de la Verdad Universal.

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