Te pagamos por pensar

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Foto por Carsten Tolkmit (Creative Commons)

El trabajo de un buen directivo consiste en tomar decisiones.

Normalmente tomamos las decisiones pensando en las consecuencias inmediatas que tienen, pero no en las decisiones subsecuentes. Cuando trabajas en una gran empresa, es posible que estas decisiones sean tomadas como base por otras personas para tomar a su vez otras decisiones con sus propias consecuencias.

Hasta aquí es posible que todo funcione adecuadamente y que no tengamos ningún problema. Hemos creado un árbol de decisiones que unas dependen de otras y otras de las demás y así podemos llegar a crear una entramado de relaciones entre decisiones y procedimientos que en ocasiones resulta muy difícil de entender.

El problema nos viene cuando detectamos un problema en una de las hojas ya sea una de las hojas finales o una hoja de una rama intermedia. ¿Debemos de cortar todas las ramas que dependen de esa rama errónea? ¿Todas las decisiones a partir de esa decisión que nos ha fallado deben de ser tomadas como erróneas?

Es posible que en ese momento la decisión que tomaste fuese acertada y que hasta un tiempo después no detectes las implicaciones finales de esta decisión.

Como ejemplo de esta situación puede estar el conceder a un cliente unas condiciones especiales para una operación puntual. En este caso es posible que no veamos las implicaciones, pero en un futuro esto puede sentar precedentes para este cliente o incluso para otros que estén por venir. No hay nada peor que el status quo establecido que cuesta mucho deshacer y puede suponer incomodidades futuras en el trato con el cliente.

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Foto por Jason Devaun (Creative Commons)
Es por esto que la principal labor de un directivo consiste en tener una visión a muy largo plazo de las implicaciones que tienen a varios años vista las decisiones que se toman hoy en la empresa. Las decisiones deben de ser firmes y no cambiar cada pocos minutos, ya que eso da una sensación de falta de criterio en las empresas. Si se establecen unos procedimientos tienen que llevarse a cabo, y para evitar esos posibles cambios, tienen que ser unos procedimientos debidamente reflexionados y debemos estar seguros de su aplicación y consecuencias.

Hace algún tiempo hablaba de la teoría del caos aplicada al mundo de la empresa y hoy vuelvo a nombrarla porque es aplicable en este entorno. El aleteo de una mariposa en japón, puede producir un huracán en Estados Unidos. Una pequeña decisión tomada en un despacho puede suponer una rebelión de todos los empleados en unos años.

Toma tu tiempo para pensar en las implicaciones de tus decisiones y nunca las tomes apresuradamente. 

Recuerda que tu trabajo consiste en pensar.

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