El chico bueno de las películas de los 80s

Nick
Foto por Teeejayy (Creative Commons)

Me viene a la mente Mikey (el papel de Sean Astin) en Los Goonies, el chico bueno que todo lo hacía bien, como este discurso que todos recordamos de la película. Pero este chico seguro que tenía su mal genio.




Durante mis años de trabajo he aprendido que a veces hay que ser un poco desagradable y que si eres demasiado bueno con las personas que no te corresponden después no te tomarán en serio y te verás obligado a trabajar de forma poco eficiente para ti y para los demás.

Los verdaderos líderes muestran su capacidad de resolución original de problemas en los momentos difíciles, y en esos casos no se puede ser demasiado bueno.

A veces nos piden cosas que no son de nuestra competencia y las hacemos como un favor, a veces como un favor personal hacia la persona que nos lo pide y con quien llevamos muchos años trabajando o con quien tenemos un afecto especial en lo personal. Puede llegar un momento en el que veamos que nos estamos dedicando a realizar tareas que no son de nuestra competencia y que realmente debería de realizar otra persona en la organización. Lo mejor en estos casos es delegar sabiamente en una persona de la organización que sepamos que va a hacer correctamente el trabajo. Comunicaremos al colaborador (cliente o empleado) que la tarea la va a realizar la persona en quien delegamos, dado que es su cometido principal en la organización y es una persona muy capacitada para ello. Esta última frase es muy importante, porque en ocasiones el cliente o empleado cree que somos la persona que puede hacer esto en la organización por el status quo alcanzado, pero hay que demostrarle que hay otras personas encargadas de este asunto y que lo pueden hacer igual de bien o incluso mejor porque para eso es para lo que se les paga.

En ocasiones un colaborador empieza tomando nuestro dedo meñique, luego, la mano y después el brazo. Hay personas que piensan “bueno, tampoco me quita tanto tiempo” y dejan pasar el asunto, pero el asunto siempre irá a peor y en ese caso lo mejor es cortar de raíz el comportamiento inadecuado. No digo que le grite ni que le despida, pero sí que sea claro en hasta dónde llegan sus atribuciones y el motivo por el que no debe de seguir haciendo mal lo que está haciendo. Explíquele como llegar a un punto medio antes de llegar a un cambio total y por lo menos habrá dado el empujón a la bola en la cuesta abajo. Si todo funciona como debería, la bola debe de bajar sola. Si no baja… empújela.

No seas demasiado bueno contigo mismo. Permite a los demás que den su opinión sobre ti y sobre tu trabajo y evalúa adecuadamente estos comentarios: ¿Son sinceros? ¿Esconden algún interés en obtener tu puesto? ¿Qué puedo hacer para mejorar esas opiniones sinceras? 

Recuerda que no te pagan por ser majo, es un plus, estoy de acuerdo, pero te pagan por hacer bien tu trabajo.

No hace falta que os diga qué contenido os voy a recomendar para hoy en este tiempo de pleno verano... Los Goonies

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