“Las rubias son tontas”

box design
Foto por Jean Bellon (Creative Commons)
En ocasiones se nos dice que alto bello no puede ser eficiente o a la inversa que algo eficiente no puede ser bello.

Desgraciadamente los estereotipos que empiezan en lo personal “las rubias son tontas” pueden inconscientemente llegar al ámbito empresarial y aplicarse a productos y servicios.

En una ocasión un amigo y cliente con quien comentaba que iba a comprar un iMac de los nuevos modelos más delgados me dijo “un producto tan bonito no puede funcionar bien”. Al poco tiempo fui con él a probar durante un rato uno de estos productos y finalmente acabó convencido. Realmente lo que le sorprendió no fue que el producto funcionara bien, sino que en apariencia fuese agradable.

En mis tiempos de estudiante de informática en la Universidad, los profesores de programación nos pedían que diéramos soluciones “elegantes” a los problemas que nos planteaban. Casualmente el concepto de “elegante” para ellos era algo simple, fácil de entender y casi podemos decir que bonitos a la vista. Se trataba de códigos pequeños y con gran cantidad de lógica humana.

La belleza y la eficiencia son dos aspectos que pueden funcionar juntos y que deben de ser evaluados de forma independiente.

Cuando se nos presente una solución a un problema debemos comprobar que funciona correctamente y que consume pocos recursos (ya sean del sistema o de la organización), y asimismo, que se trata de una solución bella y agradable.

A todos nos gusta la belleza, no nos engañemos, y si nos presentan dos soluciones de forma diferente: una mal presentada y otra bien presentada, y ambas son igualmente válidas a la hora de la verdad, yo me decantaría por la bella antes que por la no agradable a la vista.

Por suerte o por desgracia, vivimos en una cultura de la imagen que da más importancia al aparentar que al ser.

Steve Jobs R.I.P.
Foto por
Frits Ahlefeldt-Laurvig
(Creative Commons)
Steve Jobs acudió a una reunión con IBM con el aspecto que solía llevar en aquella época: pantalones cortos, poco aseado y sin zapatos. En esta reunión se atrevió a poner los pies encima de la mesa ante el directivo de IBM mostrando las plantas de los pies sucias por haber andado por el campus sin zapatos durante todo el día. Este es un caso claro de que las apariencias pueden engañar: Steve fue expulsado de la reunión y esta se suspendió. Si el directivo no se hubiese fijado en los pies de Jobs, entonces el mundo de la informática sería hoy muy diferente.

Sin embargo, con el paso de los años Steve fue cambiando su forma de vestir hacia un estilo más acorde con los estándares sociales y empresariales de la época.

No lo olvides, a la hora de juzgar piensa en la belleza y la funcionalidad tanto de las cosas como de las personas; y a la hora de presentarte piensa que serás juzgado tanto por tu apariencia como por tu eficiencia.

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