Contra la crispación, abre tu mente

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Foto de Bob Mical
En un momento u otro todos nos encontramos en circunstancias en que sólo nos podemos poner de acuerdo con nuestro interlocutor en que no tenemos el más mínimo deseo en ponernos de acuerdo. 

Es el momento de trabajar el perfil de la persona que tenemos delante, estudiar sus perfiles sociales, interesarse por sus gustos y aficiones preguntando a los compañeros de trabajo, o preguntándole directamente sobre qué le gusta hacer en su tiempo libre. 

Si la persona en cuestión tiene hijos podemos hablarle sobre los nuestros, e interesarnos activamente por los suyos. Siempre centraremos la conversación en la persona que tenemos enfrente y no en nosotros mismos. A todo el mundo le gusta hablar de sí mismo y es una forma de que la persona se relaje a nuestro lado.

Tampoco te centres mucho en temas de los que no tengas ni idea y se sincero al respecto. Si hay algo de lo que no sabes mucho, dilo claramente pero indica tu interesé por el asunto. Aquí tu interlocutor puede comenzar a hablar y mostrar sus conocimientos sobre el tema.

Yo mismo no tengo ni la menor idea de fútbol, pero sin embargo suelo encontrarme con clientes que si que tienen inquietudes por el balompié. Me intereso por la situación de sus equipos favoritos, les pregunto por tal o cual fichaje sobre el que he oído hablar en la televisión y a veces hasta les acompaño a ver un partido. Tengo que reconocer que normalmente no es un tema que me interese, pero cuando te encuentras en un estadio de fútbol y rodeado por toda esa tensión, al final termina por ser una experiencia interesante.

Podemos decir que se trata de una forma más de conocer y enriquecer tu vida con nuevas experiencias que quizás no te habías planteado nunca.


Amuz Gourmet, Jakarta
Foto de Siska Maria Eviline
Otro compañero de trabajo era un gourmet excepcional y conocía los mejores restaurantes de las ciudades que visitábamos. Todo esto, en una época en la que no existía Tripadvisor ni otras web de recomendaciones de restaurantes, era un mérito, y este buen hombre leía revistas y guías de viajes para conocer nuevos sabores y lugares. Si no fuera por este interés suyo, que yo hice mío también, no habría descubierto que a 200 metros de mi oficina se hallaba uno de los mejores restaurantes que nunca he probado y eso que pasaba por la puerta todos los días al entrar y salir de la oficina.

Busca un tema que le guste a tu interlocutor e interésate por él. Puedes descubrir nuevas aficiones y seguro que estrecharéis lazos.

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