Resume en una frase



¿Tienes que dar una ponencia? Supongamos que sigues el esquema estándar y empiezas a soltar una serie de datos y gráficos para tratar el tema. 

Conforme va pasando el tiempo tu público va perdiendo poco a poco el interés por lo que dices. Esto es algo comprobable fácilmente: al principio de una conferencia todo el mundo esta atento pero a partir de un cierto momento empiezan a desconectar de lo que dices y más tarde pasan a pensar en sus cosas y olvidarse de lo que estas hablándoles a ellos. 

Esta pérdida de atención es una curva. La curva de la atención va descendiendo hasta casi desaparecer. En algunos momentos puede desaparecer por completo y lo único que podemos hacer es jugar con ella mediante chistes y comentarios más o menos ingeniosos para conseguir un poco de atención. En estas circunstancias no solo influye lo que nosotros hagamos, sino que también influirá el mundo personal de nuestros oyentes: si han dormido bien, si han comido demasiado, han discutido con sus parejas, etc. 

Es inevitable que haya personas entre nuestros oyentes que pierdan la atención pero existe una manera de hacer llegar nuestro mensaje de una forma un poco más eficaz: resume al principio.

Resulta extraño querer resumir al principio de una charla todo lo que vamos a decir durante una media hora más o menos (es la duración máxima que me impongo a mi mismo). Si al principio de nuestra ponencia, durante los tres o cuatro primeros minutos les decimos todo lo que van a escuchar más adelante, ¿cuál será la razón para quedarse el resto del discurso? Muchos de vosotros os temeréis en este punto una espantada general de la audiencia y que nos dejen a solas. 



La clave es resumir pero dejar algunas cosas en el aire que iremos desgranando durante nuestro discurso posterior.

Por ejemplo podemos decir al principio de nuestro discurso: “Durante los próximos 30 minutos les hablaremos acerca de la evolución del mercado inmobiliario durante la crisis económica y las oportunidades de negocio que existen en estos momentos.” Casi podemos ir más allá resumiendo en menos palabras: “¿Es ahora un buen momento para comprar una casa?”.

Cuanto más corta sea la frase, más directamente llegará al cerebro y será más fácil de entender. Si no eres capaz de resumir en una frase lo que vas a decir, entonces es que no tienes ni idea de lo que vas a decir. La síntesis es una característica de la comprensión.

Frases cortas y directas, en ocasiones interrogativas, son las que crean la incertidumbre en la audiencia y les animan a quedarse durante el resto de la ponencia.

Si comenzamos contando la historia de la crisis durante el boom inmobiliario y no explicamos al principio a dónde queremos llegar, cuando lleguemos al final de lo que queremos contar, además de que la mitad de la audiencia se habrá marchado, la otra mitad estará medio dormida.

Empieza explicando cuál es el motivo y objeto de tu discurso y mantendrás la atención de tus oyentes. Recuerda que si no eres capaz de resumir lo que vas a decir en una sola frase, deberías estudiar más detenidamente el objeto de tu ponencia hasta que seas capaz de resumir a la mínima expresión.

Lectura recomendada: Método TED para hablar en público: Los secretos de las conferencias que triunfan en todo el mundo (Ariel)

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