Lo más importante no es la idea

Hace muchos años se desarrolló algo parecido a una red social, que muchos de vosotros ni siquiera conoceréis. De hecho, yo ni siquiera recuerdo su nombre, creo que era algo parecido a PeopleAll o algo así. Se trataba de algo así como una agenda en internet en la que tú podías dar de alta tus datos y tus contactos podían acceder siempre a los datos actualizados. Si cambiabas de teléfono, automáticamente se notificaba a todos tus contactos. La idea era buena, pero necesitaba de una mejor ejecución.

Después vino MySpace. Se trataba de un desarrollo posterior, y consiguió una mayor aceptación por parte del público, pero pese a todo, aún seguía sin conectar con la gente. Se orientó principalmente hacia los grupos de música y se olvidó poco a poco del público en general, que también quería ser a su modo “famoso”.

Finalmente llegó Facebook que dio con la fórmula del éxito con sus “actualizaciones de estado” y sus algoritmos de recomendaciones de contactos y noticias adecuadas para nosotros.


Si lo examinamos detenidamente, el concepto del producto estaba en el aire desde hace hacía años y hasta que llegó el momento de la ejecución adecuada, no se cumplió el boom al ritmo adecuado.

Es por eso que se dice que lo importante no es la idea, sino la ejecución de la misma.

Por ejemplo, si tenemos una idea estándar y nada original: un bar, pero la llevamos a cabo de una forma original y nunca vista, posiblemente triunfemos.

Por lo tanto lo hablaría de cuatro escenarios posibles:

  • Idea genial y ejecución positiva. Es la fórmula ideal y del éxito asegurado. Hay creatividad tanto en la parte de la idea como en llevar la misma a cabo. Requiere de un gran equilibrio y una constante renovación e innovación.
  • Idea genial y ejecución mejorable. Fórmula abocada al fracaso. Disponemos de una idea con un gran potencial pero que no somos capaces de llevar a cabo de una forma correcta. Lo que conseguiremos es que otro competidor que conozca la esencia de nuestra idea, la lleve a cabo de forma mucho más afortunada, con lo que habremos perdido nuestro tiempo y nuestro dinero por no ser suficientemente originales. Mi propuesta cuando esto ocurre, es consultar con expertos en la materia, capaces de aportar nuevas ideas y que conozcan aunque sea tangencialmente los mercados en los que nos movemos.
  • Idea no original y ejecución positiva. Si somos suficientemente creativos, podemos tener un negocio que funcione durante un tiempo de forma adecuada. En estas áreas yo pondría la inmensa multitud de formas que hay de restaurantes que ofrecen básicamente la misma idea: dar de comer a la gente, pero cada una de las ejecuciones es diferente y aporta un elemento nuevo: diseño, precio, exclusividad, etc. 
  • Idea nada original y ejecución negativa. Otro camino al fracaso. Este punto se puede reconducir hasta llegar a una ejecución positiva incorporando a nuestra empresa a personas que hayan trabajado anteriormente en el mercado en el que nos desenvolvemos. Por ejemplo, el programa británico “Kitchen Nightmares” (“Pesadilla en la cocina” en España) parte de esa idea: tenemos la idea de negocio de dar de comer a la gente y no sabemos hacerlo, y además no somos nada originales para poder aportar soluciones y nuevas formas de hacerlo. Un cocinero experto intenta aportar el know-how que nos invite a rehacer el negocio desde cero.




Puedo poner como ejemplo a una empresa que acabo de descubrir en mi región (Enero 2015) y que se dedica a la venta de fruta, específicamente melones, pero lo hace de forma que aporta un valor añadido a su producto de exclusividad y alta calidad. Podéis ver su Twitter aquí: @MelonPlatinum y su web www.melonplatinum.es

Como conclusión podemos sacar que lo más importante es cómo hagamos las cosas, no lo que hagamos realmente al final. Si tenemos la suerte de contar con una idea original y diferente, perfecto, y hagámoslo bien. Si tenemos una idea ya establecida, hagámoslo de forma divertida.

Comentarios

Entradas populares