¡No seas un mal jefe!


Malos administradores los hay de todas formas y tamaños. Lo peor que puede hacer un jefe es reprender en público o tomar como suyos los méritos de los demás. Pero también se tienen que tener en cuenta todas estas faltas menos obvias:

  • No saber inspirar. Los malos jefes son a menudo descritos como pasivos o apáticos. Para motivar a su gente tiene que tener energía y entusiasmo para trabajar.
  • No reaccionar a los malos resultados. Cuando acepta un trabajo mediocre, desalienta la productividad. Hay que establecer objetivos ambiciosos que la gente valore.
  • Negarse a marcar una dirección. Los líderes débiles tienen una visión borrosa del futuro no saben qué dirección tomar, no están dispuestos a hacer un plan. Dé a sus empleados y compañeros un camino claro a seguir.

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